Había gente que estaba en la lonja desde la 1 de la mañana
Entrevista realizada en "Queda co noso mar" por el GALP Golfo Ártabro Sur y publicada en su sitio web el día 2 de junio de 2020 (en gallego)
María Mercedes Lebedinsky Secretaria de la Asociación de Minoristas del Puerto de A Coruña
"Había gente que estaba en la lonja desde la 1 de la mañana con frío y lluvia. Pasábamos la vida en el muelle, porque cómo nadie quería marchar sin pescado, cada vez madrugábamos más"
A “Queda co noso mar” llega esta semana María Mercedes Lebedynski, placera en el Mercado de Conchiñas
y secretaria de la Asociación de Minoristas de A Coruña, nos cuenta cómo vivió la situación de la crisis provocada por el COVID-19
este colectivo, que hace ya unos años que hizo piña para hacerse ver y oír.
1. ¿Cuál es la labor de la Asociación de Minoristas de A Coruña?
La Asociación de Minoristas da Coruña nace hace 10 años, aproximadamente (o incluso más), por la necesidad de los minoristas de tener voz y representación. Realmente, no estábamos representados en la lonja ni en el puerto de A Coruña por ningún lado, entonces decidimos hacer un poco de unión para que nos tuviesen algo en cuenta. Nos apoyamos entre nosotros y nos echamos una mano los unos a los otros ante cualquier duda o problema que pueda surgir.
2. ¿Cómo vivisteis la situación provocada por el COVID-19? ¿Y cómo la vivieron los colectivos a los que representáis?
Al principio fue un caos. Teníamos que coger vez en la lonja antes de que hubiese abierto y ponernos a la cola. Cuando llegaba la hora de entrar (sobre las 4:45 a.m.), abrían la puerta y entrábamos de 20 en 20 y teníamos 15 minutos para recorrer todo y comprar, no daba tiempo a nada. Además, tenías que ir muy temprano para coger sitio en la cola y entrar el antes posible, porque cuanto más atrás estabas en la fila menos pescado tenías para ver y comprar, entonces había gente que estaba en la lonja desde la 1 de la mañana con frío y lluvia. Pasábamos la vida en el muelle, porque cómo nadie quería marchar sin pescado, cada vez madrugábamos más.
Para agilizar las cosas, pensaron en dejar que las casas directoras de las subastas fuesen informando de lo que les iba entrando a través de un grupo de WhatsApp, entonces salías del mercado y tenías que estar pendiente del móvil todo el tiempo para saber lo que iban a tener y comprar. Como no se podía hacer subasta, nos marcaban un precio, pero incluso alguna casa en lugar de marcar el precio, entre los compradores iban empujando y, al final, el que más pagaba era quien llevaba el producto. Además, como era todo sin ver, hasta que llegabas allí al día siguiente no sabías realmente si tenías todo lo que habías pedido y la calidad que esperabas, porque las propias casas no saben lo que tienen ni lo ven hasta que les llega el barco. Tengo que decir que a mí no me hicieron ninguna gamberrada, pero hubo gente a la que sí y lo que le llegó no tenía la calidad esperada para ese pescado, con las que yo trabajé la verdad es que fueron muy formales.
Los vendedores que van por ruta también lo pasaron muy mal, tenían que madrugar igual que nosotros y después tenían una ruta que cumplir. Volvían a las 4 o 5 de la tarde con muchísimo sueño.
Cuando remitió algo el COVID, ya se volvió a la subasta normal, con aforo reducido y normas de seguridad y higiene que cumplir. Desde que comenzó la subasta fue mucho más llevadero, porque de la otra manera era inhumano, pasábamos muchas horas sin dormir y vivíamos solo para estar en el muelle y en la pescadería. Ya decíamos que a nosotros no nos iba a matar el coronavirus, sino la falta de descanso.
3. ¿Se encontraron con problemas para poder comercializar el producto? ¿Y con problemas de precios?
Yo no me quejo. Lógicamente, con el confinamiento, la cantidad de público no fue la misma. Muchos clientes y clientas que venían todos los días al mercado pasaron a venir uno o dos días por semana, pero al final compraban igual, solo que hacían una compra grande y llevaban para bastantes días. También es cierto que durante la primera quincena en nuestro mercado faltaron pescaderías, éramos la mitad, y eso se nota, y también durante esas semanas fue una locura, porque la gente venía con el miedo de que se había acabado el abastecimiento.
Uno de los puntos clave para mantenerse fue el servicio a domicilio, porque en el mercado compra mayoritariamente gente mayor y tenían miedo a venir y, como no quería que quedasen sin el producto, se lo llevábamos a la casa. También se comenzó a ver más a gente joven en el mercado, sobre todo hijas/os y nietas/os de la clientela habitual. Y, por otro lado, la gente que continuó viniendo al mercado la verdad es que se portó muy bien, respetaron las distancias y las colas y venían de casa con mascarilla y guantes. Tuvieron la paciencia suficiente para esperar, en general.
En cuanto a precios, sí que lo pasamos muy mal al principio. Por un lado, la prensa subió varios titulares diciendo que los precios eran muy bajos y eso es mentira; y por otro lado, los armadores decían que no estaban contentos y que iban a parar. Yo tengo todas las facturas guardadas y se lo puedo demostrar a cualquier periodista. Particularmente, trabajo merluza de pincho y de costa y, durante el primer mes, la merluza de pincho de 1 kilo y cuarto o de 1 kilo y medio no bajó de 8€ en la lonja. No se puede permitir que digan en la prensa que llegó a estar a 1 € el kilo, porque a ese precio lo que llega es pescado que no quiere nadie y va para harinas. También había salido un artículo del boquerón a 50 céntimos/kilo, pero no dicen que era muy pequeño y no se podía traer para un mostrador, se traía uno que se estaba pagando a 4€/kilo. Como no había subasta, los precios eran los que te daban, o los tomabas o los dejabas. Yo no puedo defender un abadejo de 1 kilo a 15€, pero eso no lo dijeron. Esto nos hizo mucho daño al principio, porque las/los clientes pensaban que les estábamos robando. Alguna gente estaría contenta si no se hubiese vuelto a la subasta, pero claro, para nosotros, esos precios no eran lógicos.
Sí es cierto que los productos que compraban los restaurantes sí que bajaron, son piezas que tenían que bajar para poder comprarlas nosotros, pero aunque nosotros las habíamos comprado para mucha gente seguían sin ser asumibles. Y algunos mariscos directamente los dejaron de traer.
4. ¿Qué información os llega por su parte? ¿Qué demandan en mayor medida?
En un principio, como las colas que hacíamos para poder entrar la lonja no eran a cubierto, hablamos con la lonja y les dijimos que era inhumano estar allí fuera tres horas, lloviendo y con un frío de 2° o 3° para poder entrar solo 15 minutos, que no eran suficientes. Y también que la lonja no era tan pequeña como para entrar de 20 en 20, estamos hablando de que una de las salas son 3000 m² de superficie, no era normal entrar tan pocas personas, porque en los supermercados estaba entrando más gente y algunos no son más grandes. Entonces se fue exigiendo y, poco a poco, se fue mejorando; pero las tres primeras semanas fueron muy duras.
Las tres primeras semanas fueron muy duras, pero se fue exigiendo y, poco a poco, se fue mejorando. Sobre todo, tenemos mucho que agradecer a Amando López, presidente de la Asociación de Minoristas de A Coruña, gracias a su insistencia y preocupación por sus asociados y asociadas para que todos y todas estuviesemos bien en estos días tan complicados, fuimos mejorando en la lonja en cuanto a evitar las esperas a la intemperie y otras complicaciones. No paró hasta conseguirlo y, tanto asociados como no asociados, salimos beneficiados. Es de agradecer por parte de todo el colectivo de placeros y placeras... Son estas cosas las que nos hacen ver que la Asociación de Minoristas sirve para algo y que nos tienen más en cuenta a la hora de tener que pedir ayuda a la Lonja de A Coruña.
5. ¿Conocéis algún caso de ERTE entre los asociados e asociadas?
Hubo pocos casos, pero algún ERTE hubo, porque había pescaderías que tenían empleados. Al principio, como se pensaba que solo iban a ser un par de semanas, hubo mucha gente que cerró, pero luego, viendo que iba para largo, tuvieron que retomar la actividad.
Desde que pusieron de nuevo la subasta normal, yo pienso que estamos todos operativos.
6. ¿Hay cierto miedo entre las persoas que trabajan en el sector?
Sí, porque cada uno sabe lo que tiene en su casa, igual tienes familiares de alto riesgo, por ejemplo, yo tengo a mí padre. Intentas tomar las máximas precauciones posibles, pero al final tienes que seguir trabajando. Una cosa es cerrar dos semanas y otra dos o tres meses, no nos podemos permitir el lujo de cerrar tanto tiempo. Entonces vas, pero vas con miedo y con precaución claro.
7. ¿Hay alguna acción que se llevara a cabo o que se vaya a levar a cabo desde la asociación para ayudarles en estes momentos?
Nosotros tenemos muchas ideas, pero tampoco somos tantos/as en la asociación y no damos para todo. Iniciativas activas tenemos, con pequeñas subvenciones que nos dan, a través de publicidad hacemos campañas como la de “Hoxe comemos peixe” para incentivar el consumo de pescado a través de spots, bolsas, chalecos, flyers con recetas y consejos, etc.
8. ¿Crees que se adoptaron las medidas necesarias para frenar esta situación? ¿Y actualmente?
Yo creo que fueron escasas. A nosotros a nivel ayuntamiento nos dieron una mampara, unas mascarillas de usar y tirar y una cinta para mantener la distancia entre la clientela y el mostrador, cinta con la que tuvimos que buscarnos la vida, porque con el pescado hay mucho agua y no la podíamos pegar en el suelo, tuvimos que discurrir otro sistema para ponerlas y que la gente no se pudiese acercar tanto al mostrador.
A nivel muelle tuvimos que surtirnos nosotros de mascarillas y guantes. Cuando empezó a haberlas nos dieron una por cabeza, también de las de usar y tirar, durante dos días. Cada uno se buscó la vida.
9. ¿Qué crees que se podría hacer diferente o mejor para mejorar su situación?
Yo pienso que, desde que comenzó esto, ya se pudieron haber tomado medidas antes y no esperar a marzo, cuando ya teníamos a la mitad de los madrileños aquí, que para mí el primer error fue no cerrar Madrid antes, pero es mi opinión, tampoco me quiero meter en temas políticos.
En cuanto a comercios, pienso que había actividades que también son básicas y que no pudieron abrir, ni le dieron facilidades de ningún tipo, igual que a los autónomos. Creo que con unas medidas controladas se le podía permitir abrir a más gente desde el principio, porque muchos negocios pequeños no lo van a resistir y van a cerrar, cuando a las empresas grandes les permitieron los ERTES. ¿Ahora que va a pasar? ¿De ERTE pasamos a ERE? Porque yo creo que muchas empresas se aprovecharán de la ocasión.
Todo esto lo digo pero también pienso que la situación se le podía hacer grande a cualquiera, sea del color que sea.
10. ¿Cómo crees que evolucionará la situación en un futuro próximo?
Yo dije desde el principio que iba a trabajar, porque la gente estando en casa tiene tiempo para consumir y la alimentación es básica. El problema lo veo a partir de ahora, porque mucha gente va a quedar en casa y los bancos a lo único que ayudan es a empeñarse más. Cuantas familias habrá, ahora mismo, que estén los dos en ERTE y con niños/las. ¿Cómo van a pagar una hipoteca y los gastos básicos? Yo el problema lo veo ahora, entonces había que aprovechar cuándo se podía vender. De momento se va tirando, pero desde que hay más libertad de horario la gente ya vuelve a comprar dónde puede.
También pienso que la gente debería ser mas consciente, porque estuvimos dos meses cuidándonos en la casa y ahora abren las terrazas y vamos todos/las en avalancha.
11. ¿Crees que el COVID-19 puede marcar un antes y un después?
En un momento dado se podría pensar que iba a haber un antes y un después en cuanto a la consciencia y responsabilidad de la gente, pero está más que demostrado que no. Tampoco vamos a meter a todo el mundo en el mismo saco, pero se vió mucha inconsciencia estas últimas semanas. Yo pienso que toda la precaución que se tomó, a nivel gobierno, ya no merecería la pena si de esta vez no funciona, porque una vuelta atrás sí que no va a haber empresario o comercio pequeño que la resista.
12. Para finalizar, ahora que la gente de a pie tiene la oportunidad de escuchar a alguien del sector, ¿que les dirías?
Por un lado la gente debe ser consciente, esto no pasa en dos días, tenemos que seguir siendo precavidos. Por otro lado recordarles que los mercados de abastos y los pequeños comercios del barrio siempre estuvieron ahí. Si ahora, por estar encerrados y no poder movernos mucho, nos adaptamos a venir al mercado, les pedimos que sigan viniendo. El mercado siempre se supo adaptar a la clientela, por ejemplo, si sabemos que una persona lo está pasando mal le decimos que ya nos pagará en otro momento, porque hay confianza y cercanía y vamos tirando juntos/as y eso no te lo hace un supermercado. Durante este confinamiento, muchas veces que nos pidieron algo a domicilio, de paso que les llevaba el pescado pues también les llevaba frutas y verduras, para que ya no tuviesen que salir a nada. Que valoren esto y se sigan acordando de nosotros, no solo cuando el grande falta.